O'Camallón
Texto original y fotografía de Vari Caramés, publicado en 1990 en la revista editada por el Océano Surf Club con motivo de la 3ª edición del Pantín Classic.
Un día en casa, revolviendo en unos cajones, encontré una foto que automáticamente hizo que me vinieran a la cabeza mogollón de recuerdos y sensaciones. La foto era del mítico “O Camallón”, en el Orzán, A Coruña.
Como podéis observar, la foto es en blanco y negro. Se tomó en 1981 desde el interior de un coche en un día gris, posiblemente invernal. 9 años después, vuelvo a observarlo desde la ventanilla de otro coche, y aunque los fondos de la playa han ido cambiando, lo mismo que las modas, tendencias y estilos “en surf”, ese fondo rocoso casi invisible, misterioso, y sobre todo caprichoso, sigue allí, generando, tras todo este tiempo, una ola “muy pero que muy de tarde en tarde”.
“O Camallón” es para mí un símbolo; representa la búsqueda de una ola seguramente no perfecta, pero sí difícil, extraña, diferente e inquietante. Esa ola en la que efectivamente cuando la has surfeado notas “algo” especial. No es como las otras, surfeadas tantas veces, en tantas playas, y en tantos días. En ella tu interior funciona de otra manera, de un modo quizás difícil de explicar, pero imposible de olvidar jamás.
Recuerdo que íbamos pocos a “O Camallón”; la ola la cogíamos cada uno de los que allí nos encontrábamos por riguroso turno, pues el pico era totalmente “individual”.
Siempre creí que el surf era algo así como tener un amor imposible e incluso absurdo, ya que tú ibas a buscar olas, pero ellas no estaban como deseabas (por lo menos como yo quería). Sin embargo, los escasos y buenos días de surf “entre amigos” significaban muchas olas fantásticas.
Alguien me dijo una vez algo que me pareció maravilloso: “los surfistas sois unos pasmarotes”, haciendo referencia a que nos pasamos horas mirando al mar. La contemplación del mar es fascinante, y esa fascinación es para toda la vida. "¡Camallón te quiero!". Porque representas algo que prácticamente no existe: la ola escogida, casi particular, para disfrutar “solo” o en compañía de buenos amigos; aquel “¡voy!”, el respeto para con la ola y los demás “amigos del agua”, que por desgracia hoy ya no existe. Siento ponerme sentimental pero no soporto la masificación, las modas, el mogollón, ..., en definitiva, la mediocridad. Por eso “¡Camallón te quiero!”, y ojalá tu espíritu contagie a los surfistas de corazón, a los románticos, a los locos y a los que todavía creemos que existe el salitre en el cuerpo y el alma, y no tanto en tanta “revista de surf”, que cada día se parecen más a catálogos del Corte Inglés, Cortefiel o cualquier corte, con las últimas tendencias primavera-verano.
Hay muchas olas para todos, pero por favor desarrollar un estilo personal; y no olvidéis nunca a “O Camallón”.