Gusse
Gusse ha sido una persona relevante en la historia del surf en Galicia, aunque su nombre no aparezca en las crónicas como uno de sus personajes destacados. Y fue relevante porque su presencia, ánimo e iniciativa hicieron posibles muchas cosas. “A finales de los 70 me fui a vivir a Bilbao y ahí fue donde descubrí el surf. Cuando comenzaron los campeonatos yo hacía de juez, de jefe de jueces, llevaba el papeleo…”. Mientras los demás disfrutaban en el agua, él ejercía de juez en los pocos campeonatos que entonces se celebraban en Galicia. Pero también acudía a los que tenían lugar en el resto del Cantábrico, representando a la delegación gallega.
“Y de repente, un día, me dicen: “vamos a hacer una competición en el extranjero”, y eso significó irnos de Doniños y aparecer en Pantín”. Del Pantín Classic fue una pieza fundamental en su organización durante la etapa en la que lo organizó el Océano Surf Club (1988-2007). Creador del primer póster del campeonato, responsable de logística, solucionador de problemas, relaciones públicas, protagonista de tantas y tantas anécdotas ...
En su recuerdo, recuperamos la entrevista que en el año 2006 le hizo Virginia Salvo y que el Océano Surf Club publicó en la revista de ese año del Pantín Classic. También, al final del texto, el programa que le dedicó Vicente Irisarri en su programa Música, surf y medioambiente. Hasta siempre!
Cualquier charla con Gusse (José Maria Núñez de Pazos) requiere tener claro qué se busca de él porque, al igual que es de palabra fácil, tiene miles de ideas y proyectos en la cabeza que suelta sin parar y hace que te olvides y desvíes del objetivo de la cita con facilidad. A pocos días de que comience el campeonato, Pantín es ahora mismo su único Norte. No hay nada que le ocupe más. Gusse es uno de los fundadores del Pantín Classic junto con Vicente Irisarri y Carlos Bremón. A él, sin embargo, se le conoce y ve menos porque se mueve en la trastienda, consiguiendo bebidas en los momentos de más calor, buscando sillas, atendiendo a invitados, montando mesas y sillas para el siguiente acto, repartiendo rifas, preocupándose de que todo el mundo se encuentre a gusto y tenga aquello que necesite.
Una terraza de Ferrol, mirando a La Malata, nos reencuentra casi un año después de la edición número 18 del campeonato. Después de ponerse al día de lo último de esta edición, y avisar de que tiene un anuncio para la revista, comenzamos a recordar su particular periplo por los 19 años del Pantín Classic.
-La primera pregunta, casi obligada, es por tu relación con el surf.
Todo comenzó en Doniños. Después me fui a vivir a Bilbao, y ahí fue donde descubrí el surf masivo. En mis vacaciones, en la furgoneta Ford Transit que tenía, me dedicaba a traer tablas, trajes, camisetas y chanclas, porque aquí no había nada. Me esperaban en casa como “agua de Mayo”. Me mandaban el dinero y yo les traía lo que me pidiesen. Las primeras tablas de Ferrol un poco decentes las traje yo de allí.
Después empezaron las primeras competiciones. Y como me pilló un poco viejo, hacía de juez, de jefe de jueces, llevaba el papeleo… En la playa de Sopelana me informaba de cómo se puntuaba y de repente, un día, me dicen: “vamos a hacer una competición en el extranjero”, y eso significó irnos de Doniños y aparecer en Pantín.
Al entrar en el proyecto Vicente, de Vigo, Bremón, de Coruña, y otros, se formó un grupo con gentes de ciudades entre las que había un poco de rivalidad. Encontramos así una fórmula guay: tres personas organizando un campeonato y las tres personas procedentes de una ciudad distinta; ese fue el primer éxito del campeonato. No había localismos ni historias raras. Éramos ajenos a ello. Todo el mundo sentía que formaba parte de él .
-¿Crees que ese espíritu se mantiene?
Entre los viejos sí. La gente joven no se cree que lo hagamos sin ánimo de lucro, y es difícil conectar con gente que piensa así. El campeonato funciona de esa manera tan particular, y así quiero que continúe. Si es de otro modo, ya será algo profesional. No es que nosotros no queramos alcanzar ese nivel de organización, pero sin ánimo de lucro. Date cuenta que a nosotros nos cuesta siempre dinero.
Todo nuestro esfuerzo lo compensa la excitación que nos produce ver empezar el campeonato. Nos miramos, y nos sentimos muy orgullosos, porque fue una cosa que empezó poco a poco, y que nadie pensaba que alcanzaría el nivel que tiene ahora. Nuestra única pena es que no nos haya pillado con menos años y más fuerza: hoy tendríamos un CT.
-Acumulas muchas anécdotas a través de estos años. Fuiste, por ejemplo, el diseñador del primer cartel del campeonato, el de 1988.
Sí, lo hice a partir de recortes que conseguí, con un mapa de Galicia, y referencias a todos nuestros pequeños patrocinadores, que eran muchos.
Las primeras infraestructuras eran muy de andar por casa. Las carpas que montábamos no estaban preparadas. Por ejemplo, no se anclaban, e ignorábamos el efecto que la fuerza del viento podía tener sobre ellas. En 1990, o 1991, agarrando una carpa para que no volara, el que al final salí volando fui yo. Afortunadamente no pasó nada.
Se dice también, después de estos 19 años, que soy el cliente más importante de caballetes de la comarca. Todos los años nos faltan. Calcula, unos 12 por año.
-¿Sigues practicando surf?
No. Soy como al que le gusta el futbol y solamente lo ve, como espectador o formando parte de la directiva del club de un pequeño pueblo.
-¿Sigues haciendo coincidir tus vacaciones con el campeonato?
Sí. Aunque en realidad son unas vacaciones trabajando. Pero disfruto mucho, porque siento que hago feliz a la gente más joven. Por otra parte, nunca podría dejar la organización, principalmente porque mis hijos no me lo permitirían.
A lo largo de los años hemos logrado que el campeonato no sea una verbena, una fiesta patronal, y que sea verdaderamente un campeonato serio, pero libre, donde la gente se encuentra bien y a gusto. Hay otros campeonatos, de otros deportes, que son muy cerrados, en los que hay que pagar por entrar. Aquí abuelos, padres e hijos disfrutan juntos viendo el deporte. Y Pantín es un referente muy grande para el surf en Galicia y en el Norte de España. Hemos logrado brillar con luz propia por el ser el campeonato que se ha celebrado ininterrumpidamente durante 19 años. Cuando el surf antes sonaba a Hawái, ahora suena a Pantín. A algo nuestro. La gente piensa que el campeonato se hace solo, pero hay que relacionarse, convencer, hay que tener buena imagen.
-Si tuvieras una varita mágica para lograr un deseo, ¿cuál sería vinculado al campeonato?
Pues que se cumpliese con el que iniciamos esta aventura: ir a buscar a los top-44 del mundo al aeropuerto de Lavacolla o Alvedro, y que la gente disfrutase de una cosa única que sólo tiene lugar en nueve ocasiones a lo largo del mundo cada año. Que Pantín fuese uno de esos lugares.
Un surfista que haya pasado por Pantín: Jorge Imbert.
Una surfista: Adelina Taylor.
Una edición de Pantín, un momento para recordar. Las finales de 1999.
¿Qué es para ti Pantín? Lugar de Galicia que sólo tendría que ser famoso por sus olas. Lo contrario a Sanxenxo.
Menú preferido de Pantín. El conejo asado de 1988. Después los surfistas y jueces no se podían acercar a la playa de la panchada que llevaban encima.
El mejor catering. También el de 1988. Bocadillos improvisados de salchichón a 25 pesetas.
El póster preferido. El de 1990, con David Malherbe, el primer profesional que llegó a Pantín.
Un reto superado. Una pantalla de cine sin que costara un duro.
La prueba más difícil. Traer una grúa para hacer gomming y dar espectáculo fuera de la competición.