
Es sorprendente el constatar que en nuestras venas la sangre fluye con el mismo porcentaje de sal que en el océano; tenemos sal en nuestro sudor y en nuestras lágrimas; nuestra piel es suave como la de un delfín; nuestros dedos están ligeramente palmeados; flotamos y somos hidrodinámicos; y estamos cubiertos por una fina capa de grasa subcutánea. Incluso tenemos la capacidad, al igual que cualquier mamífero marino, de aminorar el ritmo de nuestro corazón para descender a grandes profundidades.
Somos mar.
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al borde de tu orilla
En ‘Al borde de tu orilla’, Pablo López Hernández documenta de modo pausado, reflexivo y personal el proceso de afrontar la ausencia de un ser querido: su madre. Lo hace a través de una serie de fotografías sacadas al mar, a las rocas, a la arena…, de su querida playa de Ponzos, componiendo un álbum íntimo de recuerdos y pensamientos en el que conviven pasado y presente, y en el que se hace realidad lo que de inicio parecía imposible: tomar fotografías de alguien que no está.